Rozando el ridículo y lo esperpéntico en la primera parte. Maquillando con coraje, pero aún así claramente desbordado en la segunda por un Huesca que parecía el mejor equipo del mundo. El Cartagena decidió ayer echar la persiana al sueño remoto de permanecer en la categoría de plata. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.
Los recuerdos y la pesadumbre que han acompañado al equipo desde que se perdiera en Alicante en el primer partido volvieron ayer. Álvaro Antón fue el que falló entonces y también el queerró ayer. No es solo culpa suya, porque falla el que tira. Sin embargo, es algo simbólico de una temporada triste.
El equipo albinegro se condenó ayer como lo hizo el primer día en el mes de septiembre. Fallando un penalti. La ocasión más clara fue desde los once metros y sin marcarlo no pudo meterse en el partido tras encajar el gol de Mario Rosas en el cuarenta de la primera mitad. El gol fue de Rosas, pero Nuñez fue el encargado de demostrar las muchas carencias de un Cartagena, que impotente se vió ampliamentre superado en el Alcoraz.
Las directrices estaban claras. El equipo de Carlos Ríos debía salir a por todas. Volver a repetir los veinticinco minutos de juego del pasado miércoles ante el Xerez. La realidad distó mucho de los planes iniciales y el sueño se tornó pronto, demasiado pronto, en una pesadilla de la que se tardará en despertar en la ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario