jueves, 31 de mayo de 2012

Los Miercoles Con Petrus - Tour de Francia

Ya queda menos para que llegue el mes de Julio y con el vendrá el Tour de Francia y sus correspondientes siestas de verano en las que uno se levanta a punto de la hipertensión. El Tour, y el ciclismo en general, tiene muchos detractores, que le acusan de ser un deporte soporífero. Yo pienso todo lo contrario; no he visto momento deportivo más emocionante que una etapa de montaña, como el Tourmalet, el Angliru… donde los ciclistas pedalean al borde de que les reviente el corazón. Son realmente superhombres; muchos deportistas han sufrido una muerte súbita en deportes menos exigentes como el fútbol, pero los ciclistas están hechos de otra pasta. Recordemos que se hacen etapas de hasta siete horas dándole a los pedales cuesta arriba, cuando a cualquiera de los mortales nos jode ver que el ascensor está averiado. Por lo que no es de extrañar que alguno juegue con fuego y se deje caer de vez en cuando un chuletón al punto de clembuterol, y es que para bien o para mal, el doping va ligado a este deporte. Es muy fácil acusar al ciclista de yonki del deporte, pero juégate tú las almorranas valiente. Supongo que no todos se doparan, y es difícil saber quien lo hace y quien no, por eso yo propongo lo siguiente: aceptar la dureza de este deporte y permitir veda abierta en doping, que alarguen las etapas trescientos kilómetros si quieren pero que les permitan ponerse hasta el culo de todo lo que quieran; clembuterol, transfusiones, EPO, etc. ¡Dios Santo que etapas veríamos! Ciclistas casi mutantes echando espuma por la boca, paradas en boxes para esnifar cocaína o hacerse una transfusión rápida y volver a subirse en la bici. Camellos en los coches de los equipos de turno. Desfibriladores echando humo… Pero no, aún no somos tan modernos. Quizás para las olimpiadas de MADRID 2358.


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